“Cuando observamos el ritmo del cosmos, aprendemos a vivir en armonía con él; a esto se llama “dharma”, vivir armoniosamente con todos los seres”.
“Vivimos volcados hacia el exterior, hasta el punto de no saber quienes somos. Siempre estamos en la acción. La vida espiritual requiere de momentos donde no estamos en el “hacer” sino en el “ser””.
“No tengamos tanta devoción por el mundo, tengamos devoción por la divinidad”.
“Es importante sacralizar nuestra vida, para ello, es absolutamente necesario despojarse de muchos de los condicionamientos del mundo pos-moderno como el antropocentrismo, el subjetivismo, el igualitarismo, el racionalismo, el cientificismo, el economicismo, el hedonismo, etc… , para así poder recuperar los valores Eternos”.
“El sadhaka no hace lo que le gusta, sino lo que es dhármico, aquello que es apropiado, armónico y benéfico en cada ocasión”.