Por Catalunya Religió, jueves, 28/05/2020
(Lucia Montobbio -CR) La comunidad hinduista interpreta el coronavirus como reflejo de una sociedad que cada vez se muestra más capitalizada, más individualista. Aun así hay esperanza dado que lo que se piense, haga, diga hoy afectará el futuro próximo. El trabajo espiritual individual se ha alimentado de la soledad y la paz del confinamiento y ahora se vuelve hacia el exterior para acompañar a los otros, para buscar la armonía con el entorno. Afirman que la felicidad no se encuentra fuera y que el sufrimiento padecido será útil.
Felicidad interior
Shivani, miembro de la comunidad hinduista Advaitavidya, explica que este confinamiento ha sido una oportunidad para trabajar la espiritualidad «hemos podido interiorizar, leer, contemplar y reflexionar sin tantas distracciones… cuando tienes un camino interno, la soledad y la introspección son nutritivas, el confinamiento nos ha dado más tiempo para intensificar la plegaria y nos ha hecho avanzar hacia la dicha, hacia la libertad, ha sido una nueva ocasión para descubrir que la plenitud está en nuestro interior.»
Y es que «desde el hinduismo se cree que en el fondo de todo hay una oportunidad para crecer, para reinventarse, todas las cosas que nos pasan en la vida, por duras y difíciles que sean, son para bien, debemos preguntarnos: ¿Qué puedo aprender de esto? ¿Cómo puedo crecer ante esta situación? Todo puede ser un apoyo para buscar aún más adentro, encontrar la dicha interna y no buscar seguridad solo en lo externo. «
Alba Espargaró, miembro del grupo Amma Espanya, continúa con esta idea y la ejemplifica con uno de los mensajes que ha dado Amma durante este periodo «ella nos ha hablado de Lakshmi, un rasgo de esta deidad femenina es el coraje, es necesario que en este momento seamos valientes y no nos dejemos llevar por lo que pasa fuera, hace falta que nos anclemos en nuestra interioridad, que nos centremos en nuestra esencia para no perder la paz.»
Este trabajo personal se comprometerá después con el mundo exterior. Chinmayi, de la Asociación Shiva – Shakti – Om, describe que la práctica individual trae felicidad personal y que esta después retorna al exterior. «Que un hinduista vele por su estado interno no significa que se desentienda del otro, así no cumpliríamos con el propósito de la práctica hinduista, nuestra paz interior servirá para acompañar a los otros, para aportar calma, tranquilidad en estos tiempos de pandemia… debemos estar en armonía con el exterior, si no lo estamos… nuestra práctica de poco servirá…»
El coronavirus como reflejo de la sociedad
Gundicha, miembro del Templo Hare Krishna de Barcelona, advierte que hemos castigado el planeta, «pensamos que nada se acaba, que lo podemos coger y explotar todo, que las generaciones futuras ya se espabilaran, no podíamos continuar así, esto estaba por llegar, tenemos que cambiar de chip, está claro que cuando abusamos de algún elemento conlleva un efecto, por ejemplo si una persona abusa del alcohol, su cuerpo responderá y si no hace caso, el cuerpo dirá: vale, ya tengo suficiente; estamos viéndole las orejas al lobo, no podemos vivir con esta opulencia.»
Chinmayi recuerda que sobre los acontecimientos que estamos viviendo debemos tener en cuenta el karma. «Nosotros, que vivimos en una dimensión limitada por el tiempo y el espacio, tenemos que responsabilizarnos de los males que generamos; actuamos a partir de nuestra mente, nuestro cuerpo, nuestras palabras, y en esta dimensión existe el karma que se basa en el sistema causa-efecto, lo que haces ahora tendrá un efecto mañana, lo que hiciste ayer tiene un efecto hoy… lo que estamos viviendo proviene de decisiones que hemos tomado tanto desde nuestro individuo, como desde nuestra sociedad… todo tiene un efecto y debemos asumir las desgracias, las calamidades, los problemas… el origen exacto de este virus se desconoce… aun así es evidente que hemos explotado la naturaleza y que ella nos lo puede haber devuelto.»
«Donde las dan, las toman», resume Espargaró, «por supuesto, el virus puede ser la respuesta de la naturaleza, nuestro comportamiento influye en el bienestar del mundo y debemos estar atentos a nuestros pensamientos, acciones, palabras; cada uno de nosotros tiene mucho poder aunque no lo parezca… uno de los discípulos más cercanos de Amma explica que la naturaleza no es compasiva, la naturaleza tiene normas y nosotros las hemos rotas todas, y aquí aparece como respuesta un elemento airado, el coronavirus, que va su bola y es el reflejo de nuestra sociedad. Reflexionar sobre lo que somos y cómo nos relacionamos es una gran oportunidad de crecer espiritualmente.»
Prácticas que encuentran su continuidad
Shivani describe que los hinduistas pueden hacer mucha de la práctica en casa, para ellos no es indispensable compartir la oración en grupo, aun así han echado en falta el contacto con las personas que acostumbran a ver; han utilizado las nuevas tecnologías para seguir en contacto, «el maestro Swami Satyananda Saraswati durante este periodo ha estado dando clases online a sus devotos de todo el mundo, lo que ha unido más a la comunidad por tener más contacto de lo habitual con el maestro, esto junto con la posibilidad de tener más tiempo para la práctica ha hecho que para muchos haya sido un período de gran crecimiento espiritual.»
Gundica explica que se han encontrado en una situación similar, «nuestra actividad se ha visto muy afectada dado que uno de los servicios principales es el comedor abierto al público, hemos tenido que procesar esta circunstancia como un tiempo que nos brinda pausa y nos hemos centrado en impartir en modalidad virtual las clases de filosofía, de lectura de textos sagrados, de canto… las emitimos cada día por la mañana y por la tarde en nuestro canal de Facebook… la gente ahora se apunta a todo, estamos sorprendidos de la alta asistencia, así mismo creo que las clases y las sesiones de grupo funcionan mejor presencialmente, los asistentes si se encuentran físicamente son más participativos.»
Espargaró comenta que el grupo de Amma también ha podido continuar su actividad online; de hecho, por primera vez en la historia, se ha podido acceder a las enseñanzas de Amma y de sus discípulos más directos a través de las redes, «esto y el contacto continuado con los otros miembros del grupo, nos ha permitido sentirnos más próximos unos a otros en un momento que parecía complejo; también hemos continuado con nuestra actividad social, hemos podido distribuir alimentos y coser mascarillas para hospitales como el de Vic o el infantil de Sabadell, para quien hemos utilizado telas con estampados infantiles… sólo hemos tenido que interrumpir nuestra actividad grupal de plantar árboles en terrenos deforestados.»
Fiestas confinadas
El calendario solar y lunar de los hinduistas «continúa en marcha con o sin virus» determina Chinmayi, y es por eso que la comunidad ha vivido varias fiestas en confinamiento como «Navararti dedicada a la diosa Durga, la madre del universo hinduista; la fiesta donde se recuerda al dios Hanuman; la celebración del cumpleaños del gran maestro espiritual y reformador Adi Shankaracharya; la fiesta Ganga Jayanti o el nacimiento del sagrado río Ganges. «
Gunfica explicita que los hinduistas, y en particular su comunidad, participan en otras fiestas a las que también han tenido que renunciar, «hemos perdido toda la actividad de estos meses relacionada con ferias, bodas, el yoga day, la fiesta de la tierra, ha sido un inconveniente económico, pero sobre todo hemos echado de menos a los amigos y conocidos, y también creemos que veremos afectada la fiesta de los carros que es en julio, o la del nacimiento de Krishna en agosto. «
Por otra parte, Shivani comenta que en su comunidad se han seguido haciendo las celebraciones tradicionales del calendario hindú por vía virtual, y «con más asistencia de lo habitual ya que han podido participar gente de otras partes de España, de México y de otros lugares de Sudamérica.»
Un sufrimiento que activa
Shivani recuerda que estamos viviendo en la era de Kali Yuga: es una época en la que se dice que todo se volverá más oscuro, dado que el poder estará centrado en el dinero, el consumismo, el individualismo y el egoísmo. «Al igual que este virus que nos ha separado aún más de los demás, no podemos ni acercarnos, el miedo a la muerte y a la enfermedad nos aleja y nos debilita haciéndonos más manipulables, pero es en esta misma era que se dice que si estás buscando la plenitud interior, y tienes un camino espiritual, esto no te afectará, serás capaz de encontrar los rasgos positivos, fluir, aceptar, tener fortaleza, no caer en el miedo y mantener la acción correcta y la atención interna… Esta experiencia ha servido para valorar lo esencial, para entender que no podemos basar nuestra seguridad solo en lo externo.»
En algunas ocasiones, esta valoración ha definido opciones vitales. El mismo Gundica confiesa que ha tomado la decisión de abandonar Barcelona e irse a vivir al campo «seguramente me mudaré a Maçanet de la Selva o en la Granja que tenemos en Guadalajara, ambos son proyectos Hare Krishna… el tiempo en la plaza del Rey ha servido para transmitir el mensaje que queremos a más gente… he disfrutado impartiendo clases y cantos, o sirviendo en el comedor, pero ahora, en mi última etapa vital, quiero estar cerca de la tierra.»
Como dice Chinmayi «hemos aprendido a valorar todo aquello de lo que nos hemos visto privados, el contacto con la naturaleza, las relaciones personales; nos sentimos agotados de mirar pantallas y utilizar máquinas para comunicarnos, tenemos ganas de dar abrazos y besos; hemos entendido que la salud es importante, así que hemos prestado atención al ejercicio físico y a la alimentación; también la luz del sol, muchos han pasado el confinamiento sin balcones ni terrazas y han echado de menos el sol; nos hemos vuelto más austeros, hemos ido a lo esencial, hemos consumido menos, y hemos entendido que hay cosas vitales que no se pueden comprar; hemos reflexionado y meditado más sobre la vida y la muerte, nos hemos comprendido seres limitados, nuestro tiempo es corto… el sufrimiento ha hecho que nos activemos.»
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Por Catalunya Religió, jueves, 28/05/2020